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miércoles, 17 de febrero de 2010

LO QUE LA LLUVIA TRAJO FINALMENTE





Hacía una semana que Emily había escuchado la noticia en el correo, y desde ese momento, se había convertido en una sombra de ella misma, haciendo todo como una autómata y haciendo que Thomas llegara al punto máximo de su exasperación y desconcierto, persiguiendo a Emily a escondidas por miedo a que incendiara la casa en un descuido o se cayera en algún pozo afuera mientras caminaba con la mirada perdida y metiéndole comida en la boca, porque casi no comía, aunque seguía cocinando para él, como siempre.

La lluvia contínua hacía que el humor de todos no fuera el mejor, y complicaba las tareas de la casa y de afuera también.
Esa mañana estaban Emily y Thomas en la cocina, comiendo bollitos con mermelada y mirando por la ventana con mirada perdida y en silencio como la lluvia caía nuevamente y hacía gris el día, Trissie, ronroneaba en el marco de la ventana con los ojos entrecerrados y abriéndolos de tanto en tanto, cuando el viento golpeaba alguna rama o Emily se movía por algo.

Thomas revisaba unos papeles y tenía unos cuantos libros abiertos, de los cuales estudiaba y hacía anotaciones y Emily simplemente miraba para afuera con las manos bajo el mentón, cuando de repente la puerta se abrió de golpe golpeando contra la pared, mientras entraba Albert con unas cuantas cajas y paquetes, absolutamente empapado y tras él, ráfagas de viento y lluvia que mojaron todo el piso de entrada.

_ Dios, Albert, Uds dos, están empeñados en querer enfermarse! _ dijo Emily mirando a Thomas recordando la misma escena unos días atrás, mientras corría nuevamente por mas toallas.

_ Aquí está todo Srta Emily, como me pidió ayer y también su sobre Sr Thomas, vengo del correo _ dijo Albert mientras dejaba todo sobre la mesa y se escurría la cara con las manos.

_ Gracias Albert _ le dijo Thomas _ pero de verdad, no era tan urgente como para que fueras con esta lluvia, hubiera ido yo esta tarde.

_ Es que la lluvia me agarró en el pueblo Sr, y de cualquier manera, yo tenía que ir por el nuevo rollo de alambre que dejé encargado el otro día, no pensé que iba a llover de esta manera, sino hubiera llevado el piloto, pero no hay problema Sr, enseguida me cambio.
Encima la rueda del coche esta averiada Sr, hay una tuerca grande que esta quebrada, de modo que enseguida voy a repararla.

En ese momento apareció Emily con dos toallas grandes y dijo:

_ Ven Albert, sécate y cámbiate y ven a tomar un té caliente con bollitos, te hará bien, en el baño de atrás puse una muda de ropa limpia tuya, ve y haz lo que te digo.

_ Srta, no es necesario, yo ...

_ Albert! ... no voy a discutirlo _ dijo Emily mirándolo con ceño fruncido y tono bajo, lo que hizo que Albert mirara a Thomas y éste a su vez asintió con la cabeza, diciéndole que no valía la pena discutir con Emily por estos días.

_ Si Srta, como Ud diga ... y gracias, enseguida vuelvo.
A los diez minutos se encontraban todos tomando otro té y charlando tranquilamente, cuando Emily se hallaba sacando las tazas para lavarlas, Albert dijo al pasar :

_ Hoy en el correo había un gran revuelo Sr Thomas, pues estaba la lista con los nombres de los soldados que llegan esta noche desde Africa y todos estaban amontonados leyendo, no se podía ni caminar ni hablar ahi adentro, con tantas mujeres parloteando.

En ese momento, se sintió una taza estrellándose en el piso y ambos hombres miraron a Emily que estaba blanca como el papel y con los ojos clavados en Albert.
Thomas se levantó de golpe y corrió a sostener a Emily que dijo:

_ Thomas, suéltame _ con el tono mas frío que jamás hubiera hablado _ Albert cuéntame que pasó ...

El pobre Albert en ese momento hubiera querido desaparecer ya que habló sin pensar y comprendió inmediatamente su error, reafirmado con la mirada fulminante de Thomas, pero los ojos de Emily parecían dos puñales y sabía que no le quedaba otra mas que hablar, de modo que tragó y respirando profundo dijo:

_ Está la lista en el correo Srta Emily de los soldados que llegan esta tarde, llegan en el tren de las 17 hs, eso es lo que dicen todos _ terminó hablando en un susurro y bajó la mirada al piso.

En ese momento Emily tomó el chal que había sobre la mesa y sin pensar lo que hacía salió afuera directo al coche, que estaba bajo el techo de la galería, la yegua alazana estaba aún enganchada al cohecito y comía tranquilamente de un balde con maiz que Albert le había dejado a su alcance.
Emily había escuchado que una de las ruedas estaba rota de modo que empezó a desprender todas las bridas y fajas que unían la yegua al coche, las manos le temblaban compulsivamente y no atinaba a desprender las hebillas de cuero, en ese momento Thomas y Albert salieron corriendo a la galería diciendo:

_ Que haces Emily ??, Dios santo, no puedes salir con esta lluvia! _ decía Thomas nervioso mirando las manos de Emily.

_ Ayúdame Thomas, ayúdame ... !!

_ Emily no puedes irte ...

_ Ayúdame Albert ! _ la voz de Emily ya era un grito y las lágrimas le corrían por la cara sin control _ Albert estaba inmóvil sin saber que hacer.

_ Thomas desprende esto por favor !!!!!, no puedo hacerlo ... !! _ Thomas desprendió la última correa, casi sin pensar lo que hacía, en ese momento Emily tomó a la yegua por la brida y la sacó al jardín, de un salto se subió en ella, asi sin montura, y sintió el agua fría que la golpeó en la cara, miró para arriba y llorando desesperada hizo una última súplica al cielo con la mirada, luego espoleó a la yegua que sorprendida salió a la carrera por el camino de entrada perdiéndose bajo la lluvia y el viento.

Thomas salió corriendo con Albert por atrás, rumbo al establo, y entrando como un loco, tomó al caballo nuevo que habían comprado la semana pasada en la feria de la ciudad, era un jóven y hermoso pintado blanco y negro, de caracter brioso y algo mañoso que habían conseguido por buen precio y que Thomas pensaba amansar y educar con tiempo durante el mes que le quedaba por delante, pero en ese momento no había tiempo para nada de eso, de modo que le puso un freno en la boca y se subió en el lomo del animal, saliendo a todo galope tumbando baldes y todo lo que había en el camino.

Emily llegó al correo en un estado terrible con el vestido totalmente pegado al cuerpo, el pelo pegado a la cara y con los ojos enrojecidos del viento y las lágrimas, se bajó de un salto en la puerta y ni siquiera ató a la yegua que enseguida salió trotando sola y se refugió en un galpón abierto enfrente donde trabajaba el herrero que se sorprendió de ver la yegua entrando sola toda mojada y sin jinete.

Era casi mediodía y el correo ya casi estaba por cerrar, aunque había bastante gente adentro aún, que la miraron con extrañeza al verla llegar en ese estado, caminó como un cuerpo sin alma hasta el escritorio del Sr Jones que apenas la vió se levantó exaltado y preocupado diciendo:

_ Emily, niña! que te sucedió querida ??

_ Donde está la lista Sr Jones, donde está ?? dijo Emily temblando de frío y nervios y con los ojos desencajados y duros.

_ Aquí, aquí _ dijo Jones comprendiendo, y extendiéndole un papel_ pero no está James aquí querida _ dijo casi en un susurro _ esta es la lista del primer tren que llega, el de las 17 hs, pero hay un segundo tren que llega a las 19 hs, pero de ese no tenemos lista ni nombres, pues nos avisaron hace un rato nada mas, de modo que solo queda esperar mi niña.

Emily se quedó inmóvil mirando el papel, buscando lo que sabía que no estaba allí escrito, el nombre que tanto amaba no estaba en ese papel y lo rompió en mil pedazos cayendo al suelo y llorando con rabia y dolor.
Jones totalmente apenado la levantó en sus brazos:

_ Ven Emily, ven te vas a enfermar asi ...

En ese preciso momento entró Thomas totalmente mojado también y con mirada desesperada buscó a Emily que enseguida vio que caminaba con Jones hacia el escritorio privado de éste.
Atravesó corriendo el salón y tomó enseguida a su hermana y agradeciéndole a Jones la sacó de allí, tenía Thomas una capa gruesa que había traido para Emily, pero ni bien se la puso en la espalda Emily lo miró:

_ Thom, no se donde está la yegua, dame el caballo que me voy a la estación de tren _ su voz era aguda y lejana.

_ No Em, no vas a ir allí con esta lluvia, faltan mas de cinco horas para que llegue el primer tren y en ese James no está, y en el segundo ni siquiera sabes, de modo que vamos a casa a cambiarte!

_ No Thom, a casa no vuelvo!, no entiendes James puede volver hoy y yo tengo que estar allí, tengo que hacerlo !!, _ su hermosa cara estaba pálida, surcada por ojeras, su semblante estaba agotado, iracundo y Thomas ya no recordaba lo que era ver sonreir a Emily, aún asi se puso firme:

_ No pienso discutir esto contigo en este momento _ dijo un Thomas de ceño fruncido y tono bajo e irreversible mientras agarraba a Emily del brazo y la arrastró literalmente por la calle, hacia donde había dejado su caballo y el herrero gentilmente le había acercado la yegua, Emily pensó en gritar pero viendo la cantidad de gente que había mirando no lo creyó conveniente, subió a la yegua y ni siquiera Thomas le dió las riendas, sino que él mismo la llevó de regreso a casa, arrastrando la yegua tras de si.

Ya de regreso, Thomas le preparó un baño caliente y la obligó a que se quedara allí un buen rato.
Estando en el agua caliente, su cuerpo se relajó, sin embargo, su corazón seguía latiendo apresurado, estaba desesperada por saber si James podría llegar en ese segundo tren y las lágrimas comenzaron a caer nuevamente, ya no sabía que hacer, ni como recuperar la tranquilidad de su vida, siempre había sido optimista y había esperado durante años con la frente en alto y calma en su corazón, pero esta vez sentía que si James no llegaba en ese tren, no sabía si podría resistir mas tiempo sufriendo de esa manera.

Era ya entrada la tarde, cuando Emily estaba vestida nuevamente y mirando ansiosa por la ventana, viendo como Albert y Thomas arreglaban la rueda del coche, que les estaba dando mas trabajo del que pensaban, pensó mil veces en escaparse, pero al salir al galope por el camino de salida Thomas la vería y nuevamente saldría tras ella.
El reloj marcaba las cuatro de la tarde y si bien no había llegado ni siquiera el primer tren, sintió que de igual modo quería ver y estar allí cuando sucediera, aunque James no estaría allí era un momento muy íntimo en su corazón que quería presenciar aunque fuera doloroso.

Tenía puesto un vestido rojo oscuro y el pelo suelto que caía en pesados rulos rubios sobre su espalda, pues ni ganas de peinarse tenía, se miró al espejo mas para tratar de reconocerse que para ver su aspecto, vio sus propios ojos agotados y bajando la mirada tomó una capa abrigada y bajó las escaleras, justo en el momento que Thomas entraba con las manos llenas de aceite, buscando una herramienta, al verla, endureció la mirada y le dijo :

_ Donde crees que vas Emily Barry ??

_ No vas a detenerme Thomas,
tengo que estar ahí, quiero ver llegar ese tren ...

_ Ya sabes que James no está en ese tren _ dijo Thomas duramente ...

_ No me importa, pasaré la tarde en la estación asi ... no llegue nadie, necesito entender que no puedo seguir asi, suceda lo que suceda _ dijo Emily sintiendo un nudo en la garganta y presintiendo que comenzaría a llorar de nuevo

Thomas estuvo a punto de prohibirle que saliera de la casa, pero él también consideraba que esta situación tenía que definirse de algún modo y él mismo ya no tenía las fuerzas de seguir deteniendo a Emily, de modo que luego de mantener la mirada en el piso por unos segundos, respiró profundo y con mirada endurecida dijo:

_ Prométeme que si James no llega hoy en ningún tren, a partir de hoy, comenzarás de alguna manera a vivir la vida, aunque te lleve todas las fuerzas de tu cuerpo lograrlo.

Emily tembló violentamente, pero sabía que era la única manera de salir de la casa en ese momento y realmente pensó que de ser como Thomas decía era razonable empezar a vivir de otra manera a partir de mañana, bajó la mirada llorando y murmuró :

_ Está bien ... déjame pasar _ dijo Emily pasando molesta a su lado y desapareciendo tras la puerta.
Ya afuera Emily vio que el coche no estaba arreglado de modo que fue al establo a buscar la yegua nuevamente, la sacó para afuera y poniéndole un pellón suave solamente, le colocó el freno y se subió a ella asi simplemente, en ese momento apareció Albert y le dijo :

_ Srta, no quiere que se la ensille mas cómoda ??, puedo hacerlo enseguida ...

Albert estaba triste pues sentía que en parte él había provocado toda esa situación, aunque no era asi en absoluto, pues Emily se hubiera enterado de cualquier modo, que los trenes llegaban esa tarde.

_ No Albert, gracias _ dijo Emily desde arriba de la yegua _ debo irme ya, y dando la vuelta, salió al galope rumbo al pueblo.
Llegando ya a la estación de tren, comenzó a sentir una extraña sensación en el estómago que se acentuó cuando dejó atada la yegua y vió la cantidad enorme de gente que había esperando ya.
Comenzó a caminar entre la multitud, de manera lenta y mirando las expresiones de las mujeres sobre todo, que reflejaban la misma angustia que ella, había madres, hermanas, novias, tías, de una manera u otra todas expresaban su angustia de maneras diferentes, caminando, calladas, refregándose las manos, mirando sin parar las vías.

Eran ya las cinco y el tren aún no llegaba, los murmullos se escuchaban cada vez menos y se sentía la ansiedad y angustia en el aire.
Emily estaba apoyada en una pared lejana en el final de la estación observando de lejos la situación, ella misma estaba tensa ante lo que estaba por vivir.
Asi estaba ensimismada en sus pensamientos cuando de repente se oyó el silbido fuerte y lejano del tren llegando a lo lejos, su cuerpo dio un salto y sus manos se pusieron húmedas y frías, miró la gente y vió que todos se acercaban presurosos a los andenes con impaciencia.

Miró a lo lejos y vio el tren que se acercaba frenando desde la distancia, con cientos de brazos agitándose por las ventanillas, comenzaron las exclamaciones y los gritos en la multitud y en los siguientes minutos lo que se vió fue estremecedor, el tren se detuvo rodeado de una gigantesca nube de humo y chirriar de ruedas.
Los muchachos que se habían ido hace años, eran ya hombres que en muchos casos estaban demasiado cambiados por el sufrimiento.

Los que podían bajar por sus propios medios, lo hacían como podían, apresurándose, empujándose y buscando desesperadamente con los ojos a sus familias, hubo gritos, reencuentros, abrazos eternos y muchas, demasiadas lágrimas de angustia y felicidad.

El resto bajaba, con dificultades diversas, con muletas, vendas, brazos quebrados, entablillados, y otros tantos con miembros amputados directamente, la escena era dramática, aún dentro de la felicidad que significaba para sus familias, los abrazos y los reencuentros duraron un muy buen rato, durante el cual Emily escondida tras una columna observaba con lágrimas en los ojos todo lo que sucedía, pues conservaba muy intimamente la esperanza de ver bajar a James de ese tren, pero eso no fue asi.

Al cabo de un buen rato, la estación comenzaba a quedar vacía, los coches se retiraban y las voces si iban aplacando, y el silencio volvía a llenar de a poco el lugar.
Emily caminó cansada, hasta el final de la estación y miró el final del camino suspirando, faltaba una hora para el siguiente tren y asi todo nada era seguro, el desamparo y la angustia comenzaron a apoderarse de ella de nuevo, mientras para intensificar ese estado, comenzaba a llover de nuevo, lenta y silenciosamente.

Se cubrió mas con su capa y se sentó en un banco al final de los andenes, donde nadie la molestara, ni le hablara, ni le interrumpiera en su estado del cual no quería ni sabía como salir.
La tarde comenzó a oscurecerse mas y mas a causa de la lluvia y el viento soplaba entre los árboles, como trayendo el sonido de lamentos de tierras lejanas.

Poco a poco la estación comenzó a tener movimiento de nuevo y nueva gente comenzó a llegar, poco a poco nuevas caras se miraban en silencio o murmurando por lo bajo, nadie reconoció a Emily y si lo hizo nadie se atrevió a acercarse.

Nuevamente el silbido a lo lejos se escuchó a través de la lluvia y el tren llegó iluminado y salpicando agua y humo de entre sus ruedas, Emily no se paró de su asiento, pues sus piernas no se lo pemitían, su garganta se cerró y su corazón casi se sale de su cuerpo, sus ojos estaban petrificados en esa mole de hierro, que le provocaba lo que ningún tren le había preovocado jamás en su vida.

Un nuevo grupo de hombres comenzó a bajar, entre gritos y exclamaciones, lágrimas y reencuentros. Con un esfuerzo inmenso Emily se levantó lentamente de su asiento y dio un solo paso hacia adelante mirando estática cada cara que pasaba ante sus ojos, demasiados bajaron sin ser James y todos se retiraban en brazos de sus familiares, muchos hombres heridos bajaron también de este tren, por lo cual se encontraban varios coches dispuestos para llevar a los que no podían caminar directo al hospital a terminar de recuperarse, el movimiento de idas y venidas fue mas complicado que en el tren anterior e hizo que el tiempo pasara mas lento.

Emily creía morir en ese momento de no ser que una fuerza extraña la mantenía en pie.
En ese momento, muy a lo lejos casi en el extremo final del tren vio caminar dos hombres lentamente, uno sostenía al otro, Emily dio un involuntario paso hacia adelante y se detuvo con terror, las personas se cruzaban frente a sus ojos y no le permitían ver bien, de modo que empezó a caminar entre las personas como frenética, con desesperación hacía esos dos hombres en quienes creyó ver a James en uno de ellos, cuando llegó a una distancia prudencial sintió realmente que su alma salía de su cuerpo, pues allí estaba James caminando lento y con la mirada en el suelo, Emily comenzó a correr empujando a quienes se cruzaban en su camino y al llegar casi frente a James salió de todo su ser el grito que tantas veces había dado en sueños ...
_ James !!, James !! ...

James levantó su cabeza repentinamente como no creyendo lo que oía, instintivamente giró la cabeza hacia donde venía esa voz que durante años había sido lo único que lo había mantenido vivo.

En el segundo siguiente Emily estaba en sus brazos, ambos se fundieron en un abrazo eterno, no hubo palabras, sus manos se tocaban, se reconocían, se reconectaban, recorriéndose por la cara, los brazos, sus bocas se busacaron una y otra vez, fue el beso mas largo, fuerte, apasionado, y dulce al mismo tiempo, se besaron los ojos, la cara, la frente, el pelo, se apretaron, lloraron, mezclaron sus lágrimas y juntas fueron un río que desborda cualquier contención, y sus corazones rotos volvieron a latir al unísono después de tantos años.

Emily cayó al suelo arrodillada con James en sus brazos, ambos murieron y renacieron en esos minutos, no podía soltarlo, no podía dejar de mirarlo, lo abrazó tanto, se apretaron tanto uno al otro que de casualidad no dejaron de respirar, Emily comenzó a llorar fuerte, sin control, desencajada, explotó en sus brazos de tanta y tan gigantezca angustia y tristeza de tantos años atragantada, y sintió que James esta vez estaba a su lado, realmente, de verdad.
James la puso contra su pecho y la abrazó besándole la cebeza y el pelo y le dijo por primera vez:

_ Este es el primer minuto de mi vida de estos ultimos años que siento que estoy vivo ... te amo mas que a mi vida y jamas volverás a estar lejos mío ... si es que me aceptas a tu lado ...

Emily no podía ni siquiera hablar, pues solo lágrimas salían de ella, pero al escucharlo separó su cabeza para mirarlo a los ojos y en ese momento se dió cuenta que en ningún momento James la había mirado a los ojos, respirando fuerte, se secó las lágrimas y lo miró, tocó sus ojos, no la miraban, no estaba la llama de amor y brillo que ella había recordado durante años y dijo :

_ James ... mi amor ... que sucede ?, tus ojos ...

James bajó la cabeza y dijo :

_ Emily ... lo siento, yo ...

Pero Emily no lo dejó hablar mas, puso su dedo en su boca y abrazándolo con locura besó cada uno de sus ojos y le dijo:

_ Nada en esta vida impedirá esta vez estemos juntos y que yo construya una vida a tu lado, lo haremos, juntos, seré tus ojos, tus manos, tu luz, tu guía y tu amor y ...

James, sin dejarla terminar volvió a besarla, largamente, aspirando cada centímetro de esa mujer que amaba tanto y le había arrancado el alma al enamorarse de ella y ahora le devolvía la vida sintiéndola a su lado ...

_ Y yo seré el hombre mas feliz de este mundo ... seré tu fortaleza, tu
gran amor, tu único amor, seré todo lo que necesites cada vez que lo necesites y seré feliz sabiendo que lo eres ...

_ Siempre, siempre supe que volverías a mi ... como el final del verano trae consigo obligadamente a la lluvia para fecundarla y renacer ...

domingo, 14 de febrero de 2010

LO QUE LA LLUVIA TRAE

Había comenzado la temporada de lluvias y los campos se veían perlados y húmedos la mayor parte de los días, el aire estaba mas fresco y los caminos mas oscuros.

En la cocina de los Barry hacía ya semanas que había comenzado la tarea de envasar lo que la huerta generosamente ofrecía en su cosecha, en la mesadas y mesas abundaban los frascos de todos los tamaños y colores debido a su contenido.

Tomates, pepinillos, zanahorias, cebollitas, brócolis, calabazas y remolachas entre otros, aparte de la colección de dulces de manzana, ciruelas, duraznos, membrillos que hacían de la cocina una fiesta de sabor, color y aromas.

Asi se encontraba Emily esa tarde de lluvia intensa, envasando mermelada de duraznos tempranos, la luz de la tarde iluminaba la mesa donde se encontraba llenando uno a uno los frascos, tenía puesto un vestido color bordó y sobre él un hermoso delantal verde oscuro con abundantes volados y frunces por donde se mirara que hacía que se destacara el hermoso color dorado de su cabello que estaba atado sobre su espalda con una cinta en forma de moño.

Le gustaba estar bien vestida, aún dentro de la casa y cuando tenía tiempo y ganas cortaba y cosía ella misma algunos de sus vestidos, cosa que disfrutaba y la entretenía.

Trissie estaba a su lado en un banquito durmiendo la siesta de los que viven eternamente relajados, ronroneando y entreabriendo los ojos de tanto en tanto para ver que Emily no se fuera demsaido lejos de su vista.

Se hallaba concentrada llenando el dulce y amarillo contenido cuando de golpe se abrió la puerta trasera de un golpe y apareció un mojado y tambaleante Thomas, estornudando y haciendo equilibrio con unos cuantos paquetes que traía en sus brazos.

_ Thomas Barry !, como se te ocurre mojarte de esta manera !, en que estabas pensando ?? _ dijo Emily enojada mientras corría escaleras arriba y mas rápido aún bajó con tres toallas grandes y sin darle tiempo a decir nada, le sacó las cajas de las manos y comenzó a secarlo vigorosamente, sin darle aire suficiente para poder hablar o respirar.

Hasta Trissie se levantó exasperada y maulló molesta al ver su tranquilidad, violentamente interrumpida.

_ Es que ...

_ Tendrías que haber esperado que parara un poco ...

_ Es que me dijiste ...

_ Dios santo!, tendremos suerte si no te resfrías_ seguía Emily sin siquiera escucharlo y secandolo por todas partes donde podía _ ya mismo te haré la sopa que tanto te gusta ...

_ Emily!

_ Que ? ...

_ Me dijiste que te trajera las cosas antes de que bajara el sol y que me diera prisa!, y eso mismo fue lo que hice hermanita ...

_ Si, pero no a costa de tu salud, ve ya mismo a cambiarte, tengo te caliente en la cocina y budín de manzanas que tanto te gusta, ve, vé, que te voy sirviendo, apresúrate.

Si bien Thomas sabía que no era un niñito, disfrutaba de los cuidados de Emily y solo a ella podría permitirle cualquier cosa porque sabía que nadie lo cuidaría ni lo amaría como su hermana, y ese vínculo ambos lo defendían a capa y a espada. Además con budín de manzanas de por medio, no había mucho mas por discutir ...

Durante la próxima media hora ambos tomaron el té, en la mesa chiquita que había en la cocina junto a la ventana, mirando como la lluvia caía tranquila en campos y sembradíos como un manto de frescura y fertilidad.
Las gotas resbalaban juguetonas en el vidrio y Thomas permaneció mirándolas largo rato sin casi probar el budín, cosa que hizo que Emily lo mirara preocupada.

_ Qué sucede Thom ?_ no esta bueno el budín ?

Thomas salió de sus pensamientos y miró a Emily sin saber que decirle exactamente
_ No Em, esta exquisito, como siempre ... y jugó con la cuchara distraidamente.

_ No entiendo, nunca dejas el budín sin terminar, qué sucede ?, te sientes mal ?

Thomas jamás hubiera admitido lo que realmente le preocupaba, de modo que argumentó cansancio y levantándose luego de terminar el té, se dirigió a su cuarto a descansar un rato.
Emily lo miró extrañada, pero no quiso insistir en ese momento, pues conocía a Thomas, y cuando se empeñaba en no hablar, nada hacía cambiarlo de opinión.

Mas tarde en la cena, nada cambió la tranquilidad de la noche y hablaron tranquilamente sobre los planes del día siguiente, comieron y se fueron a dormir nuevamente, una relajadamente y el otro inquieto y temeroso.

La mañana llegó con mas lluvia, pero una tranquila y suave.
Emily miró por la ventana de su dormitorio y torció la boca molesta al ver mas lluvia, giró sobre si misma y abriendo su ropero, dudó sobre lo que ponerse, debido a tanta humedad, de modo que después de un minuto observando cantidades de vestidos colgados, se inclinó por uno gris oscuro de tela gruesa y resistente, para ese día que de seguro la enfrentaría con el agua y el barro.
No tenía sentido arruinar uno de sus mas lindos vestidos, en ese sentido era práctica y nada superficial.
Se vistió y se ató el pelo con una cinta color azul, luego de mirarse al espejo satisfecha, bajó a la cocina, donde un olor a tostadas y dulce, inundaba el ambiente mientras Thomas se hallaba poniendo la mesa para el desayuno.

_ Thom ??, que haces tú en la cocina, preparando ... _ realmente era una situación muy rara que su hermano se levantara primero, cuando cada mañana ella lo despertaba a él.

_ Me desperté temprano y no pude seguir durmiendo, de modo que quise ahorrarte trabajo y pensé en sorprenderte con el desayuno, pero bueno bajaste antes y arruinaste la sorpresa, pues las tostadas aún no están listas _ dijo Thomas con una mueca, simulando disgusto _ siéntate y espera, enseguida estará listo todo.

Emily se sentó refregándose los ojos, para ver si esto era verdad, y se dispuso a mirar como su hermano iba y venía por la cocina quemándose de vez en cuando con alguna tostada y evitando que el agua hirviera demasiado, se había puesto un delantal azul de ella, para no ensciar su ropa y las tiras en su espalda volaban graciosas mientras él iba y venía, cosa que hizo que Emily riera con gusto, mientras Thomas la miraba con el ceño fruncido.

Finalmente todo salió bien y tuvieron un desayuno decente, luego del cual se dispusieron a salir.
Thomas tenía el cochecito preparado afuera con la yegua alazana que Emily solía montar y que era tan querida para ella, estaba cubierta en su lomo por una amplia y abrigada tela resistente que la cubría casi en su totalidad, para que el animal no se mojara tanto y asi no se enfriara.
La llovizna era fina, pero Emily jamás permitía que sus animales sufrieran ningún tipo de incomodidad y mucho menos que pudieran afectar su salud.

Salieron asi al trotecito rumbo al pueblo, donde tenían que hacer unos cuantos trámites, desde pasar por el correo, buscar unas telas que Emily había encargado la semana anterior, pasar por el veterinario por unas vitaminas para Trissie y finalmente buscar en la tienda de herramientas unas palas especiales para trabajar en la huerta.
Pese a todo, casi nada de estas actividades fueron llevadas a cabo.

Al entrar al correo, unas cuantas personas, hacían distintas cosas, desde hacer cola, escribir sobres en una mesa al costado, y otras hablaban entre ellas animadamente, muchas de estas personas saludaron alegremente a los hermanos Barry en cuanto los vieron, ya que todos los conocían.
Emily se dirigió al mostrador donde se atendía al público en general y allí se hallaba el Sr Jones, antiguo empleado del correo que conocía a Emily desde que era una niña.

_Emily!, buen día, que te trae por aquí ? _ la saludó el buen hombre.

_ Buen día Señor Jones, quería saber si ha llegado la encomienda que espero hace días, son unas revistas importadas sobre agricultura que me envió mi tía desde la ciudad y calculo que tendrían que estar aquí ya.

_ Déjame ver Emily, pues han llegado varias cajas _ dijo el Sr Jones levántandose de su silla y desapareciendo tras una puerta a sus espaldas.
Mientras Emily esperaba, un grupo de tres mujeres charlaba animadamente a sus espaldas, al principio no les prestó atención, pero repentinamente algo hizo que sus oidos se aguzaran increiblemente, pues una dijo:

_ Yo no sé si será verdad, pero asi me comentó mi marido anoche cuando llego de la reunión de médicos que se realizó ayer en la tarde en Plummedd Town, allí mismo se encontraban también otro grupo de médicos que habían llegado muy recientemente de Europa, y les comentaron a los médicos de aquí que se prepararan a tener un otoño agitado, pues iban a empezar a llegar aquí grupos aislados de soldados que fueron rescatados hace muy poco de tierras lejanas, donde estaban en pésimo estado de salud y abandonados a su total suerte, fue un milagro que los encontraran vivos y muchos de ellos son aquí y pueblos vecinos, nadie creería que después de tantos años pudieran finalmente volver a sus hogares.
Igual, yo no sé hasta que punto será cierto, hasta no verlos, aunque no se hable de otra cosa por estos días _ todo esto fue dicho por una rolliza mujer que Emily reconoció como la esposa del Dr Philips.
Lo que hablaron las mujeres a continuación, Emily nunca lo escuchó, pues fue como sentir de golpe que el mundo no era firma bajo sus pies, de hecho si no se hubiera sostenido del escritorio hubiera caido fácilmente al suelo.

En ese momento entraba Thomas, luego de haber enganchado el cochecito afuera, y al llegar a su lado la notó fría e inmovil.

_ Qué pasa Em ??, qué sucede ? _ le dijo mientras la agarraba de los hombros

_ Emily no podía contestar, pues las palabras no salían de su boca a pesar de hacer el esfuerzo.
En ese momento volvía el Sr Jones con una caja mediana en sus manos diciendo:

_ Aquí estan Emily tus revistas ... _ y al mirar a Emily se dio cuenta de su palidez repentina y le dijo: _ Qué tienes niña ??

Thomas agarró la caja rápidamente y tomando a Emily del brazo le dijo al Sr Jones :

_ Muchas gracias Jones, está algo cansada, solo eso _ y asi sacó a Emily de allí y la metió en el cochecito de nuevo.

_ Qué es Em, qué es ??

_ Hay soldados volviendo Thomas, están volviendo ... encontraron un grupo y los van a mandar de regreso para acá ... _ su voz era un hilo apenas perceptible, y sus manos temblaban sin control.
Thomas se las agarró y luego de besarlas la miró a los ojos y le dijo:

_ Em ... no te ilusiones, pasó mucho tiempo, no es el primer grupo que vuelve, ya lo sabes ...

_ Ya lo sé Thom, lo sé ... pero no sé ... esta vez, siento que algo es distinto, no me preguntes por que, porque ni yo misma lo sé ... lo siento aquí _ dijo tocándose el pecho temblorosa.
Thomas no habló mas, solo la abrazó y vió lágrimas caer en silencio por esa cara que tanto amaba y que seguía viendo llorar año tras año irremediablemente.

Thomas la llevó directamente a casa y estando allí la acostó en su cama para que descansara, cuando Emily comenzaba a llorar nunca se sabía cuanto duraría y además la agotaba mucho, por eso Thomas la acostó insistiendo en que se calmara y descansara un rato.

_ Quédate conmigo Thom, por favor le rogó ella agarando sus manos ...

Thomas se sentó al costado de su cama y sosteniendo su mano se quedó en silencio a su lado, ella mirándolo a los ojos le dijo:

_ Era esto por lo que ayer estabas tan raro no ?, lo escuchaste en el pueblo y temiste decírmelo no es cierto ?
_ Si, hubiera querido no saber nada, pues es un tema que cada vez tolero menos Em, quiero que acabe de una vez, y no sabía si decirte o no, pues sabía que iba a pasar esto nuevamente.
Y verte desmoronar una y otra vez es algo que ya no se como manejar.

Emily giró la cabeza en la almohada y miró por la ventana, su silencio admitía que ella tampoco sabía como manejarlo ya, pero era algo que escapaba a ella.
Volvió a mirar a Thomas y abrazándolo fuerte le dijo suave :
_ Gracias Thom, no se que haría sin ti ...